miércoles, 2 de noviembre de 2016

Los medios de comunicación le hacen la cobra a la información

Somos ese país que demonizamos lo que nos gusta: el azúcar es lo más malo del mundo, la carne roja provoca cáncer, "sin gluten" es moda y que lo sano sí, pero sin obsesionarse. Sin embargo, la crisis es sinónimo de oportunidad y saca lo mejor y más creativo de nosotros mismos. ¡Viva la crisis! YA. CLARO. 

He puesto cobra en google. Sin más. Buscaba el animal. Lo juro y mi título de periodistabióloga debería servirme, al menos, para respaldarme en esto. Hasta el tercer resultado de la segunda página no ha aparecido la típica y esperada definición de dicho animal de Wikipedia. En cambio, como ya se supondrá todo lo anterior versaba sobre Chenoa, Bisbal y lo gilipollas que estamos.

A lo mejor es que aquí ya no sabemos distinguir nada y lo confundimos todo. No sabemos si estamos alabando a una persona o rebajándola. No sabemos si somos un periódico serio o El Marca (por ejemplo). No sabemos si somos un medio que informa o  un twittero na noche sin plan.


De los creadores de: ¿De qué color ves el vestido: azul y negro o blanco y dorado? Llega a sus pantallas, periódicos, televisores, emisoras de radio (puntountopunto): ¿Hubo o no hubo cobra? Es bastante vergonzoso que sea noticia algo como esto, y más si es algo no real. No se salva ni uno. El Mundo, El Periódico, Marca, 20 minutos, La Vanguardia... Y paro, no parezca que estoy haciendo un repaso a todos los periódicos del país.

Todos tenemos culpa, con las redes sociales jugamos a ser sabios y jueces y como tal, podemos, y casi debemos, repartir sentencias y penitencias. Con la explosión de las redes sociales nunca se sabe qué vamos magnificar, qué nimiedad vamos a elegir para hacer eclipsar toda la realidad y deformarla a nuestro gusto. Que sí, que toda una generación estaba pendiente del reencuentro, que estábamos hasta nerviosos por la cita que teníamos con Escondidos como si se tratara de una propia, también, somos así de absurdos. Pero, lo más grave, lo que debería haber marcado la diferencia es la profesionalidad de los medios de comunicación. También, la línea entre lo anecdótico y lo importante, entre la nostalgia hormonada y la coherencia. Que la elección de lo que deben o no publicar, de lo que es noticia, no se deba a un rápido barrido de lo que las redes juzgan. Y más aún, si ya han pasado días (Hasta cuatro fotos en la edición impresa de un periódico se han llegado a publicar hoy para que sus ávidos lectores de información pudieran decidirse sobre el actual debate de la nación.)

Chenoa gusta. Gusta tanto que hasta a quien no, le da rabia lo mucho que gusta. En este siglo, no se puede ser mujer, destacar por la personalidad y valetía e intentar pasar desapercibida. Lo sentimos Chenoa. No puedes pretender ser a la vez humilde, fuerte, sensible y talentosa. No puedes ser indulgente porque eso te convierte en buena persona, y las mujeres buenas se suponen débiles, y como débiles tenemos que apoyarlas. No puedes ser natural porque, como mujer, deberías ser comedida: asentir y sonreír como respuesta a todo. Ni decir palabras malsonantes ni, si me apuras, reír fuerte. Y punto. Ni puedes, POR SUPUESTO, tener 40 años y estar soltera o sin hijos, porque alguna tara tienes que tener, tía. Porque no. Porque no estamos preparados ni preparadas biológicamente para conjugar esas dualidades que hemos decidido incompatibles. Y nuestras básicas mentes cortocircuitan y acaban haciendo lo contrario de lo que deberían. Empoderar. Porque no, "el cariño no está de moda", ni los buenos sentimientos, ni hacer con tu vida lo que quieras, ni echarle ovarios. Y si alguien fuerte llora, es débil o está destrozado/a. Y no vayas a tener el suficiente sentido del humor como para conseguir reírte de todo, que serás fría. Y si no te ciñes a lo socialmente aceptado como lo normal, lo común y lo habitual y eres conocido/a, pues te conviertes en foco mediático y te jodes.
Somo ese pais que demonizamos lo que nos gusta. Y Chenoa, por desgracia para ella, nos gusta. España es chenoísta, pero no sabe demostrarlo bien. Somos humanos. Somos humanas. Es humana.

viernes, 14 de octubre de 2016

Del derecho fundamental a la tristeza

Sonríe.
Hoy puede ser un gran día. 
No hay nada imposible. 
Como no sabía que ponerme me puse una sonrisa. 
UF.

Existe un movimiento organizado alrededor de la felicidad que me da verdadero vértigo. Una especie de pseudohippismo del siglo XXI que vende la alegría cual píldora mágica. Personas que enarbolan los sentimientos positivos por encima de cualquier realidad. Y por debajo. Filosofía take away encabezada por Paulo Coelho sobre fondo cuqui.

Estamos encorsetados en una permanente sonrisa que haga sentir bien a nuestro interlocutor. En un eterno y banal diálogo preliminar en el que (casi) siempre respondemos que estamos bien, para que el otro se quede tranquilo y podamos pasar a otra cosa menos importante.

La vida duele. La vida es una mierda la mayoría de veces y como tal, apesta. Nuestros seres queridos se mueren, nos duele la tripa, las muelas, nos dejan y dejamos, no todos los sueños se cumplen, los planes se rompen, los viajes salen mal, te quedas sin entradas para ese concierto que llevas años esperando, hay cosas imposibles, la gente abandona animales, hay ancianos desatendidos en centros sociales, te quedas sin trabajo o aceptas uno porque lo necesitas, la gente tiene que huir de sus casas... El mundo está desequilibrado y no pinta que vaya a arreglarse pronto.

Sin ir más lejos, hoy, el informativo de T5 daba dos noticias seguidas que costaban digerir. La primera trataba sobre la liberación de 21 niñas de las secuestradas por Boko Haram y cito literalmente (todo lo literal que mi memoria me permite y que no me permite la página web de T5) "las que fueran secuestradas hace unos cuantos años"... "aún quedan unas 200 por liberar". No son dos frases muy llamativas, lo sé, pero a mí esa dejadez y falta de precisión me ha dolido lo suficiente. ¿Hace unos cuantos años? ¿En serio? En un país en el que nos obsesionamos con las fechas, que lo contamos absolutamente todo, que somos capaces de celebrar el reencuentro de OT porque hace 15 años desde su emisión, que cada año rememoramos el 11-S (porque a todos y todas nos pilla mucho más cerca Nueva York que Chibok), que cada verano recordamos el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco... ¿Y no somos capaces, en un informativo, de hacer una rápida búsqueda para saber que esas "aproximandamente" 200 niñas están secuestradas desde el 14 de abril de 2014? Sí, coincide (no en el año obviamente) con la fecha del hundimiento del Titanic como mucha gente sí recordará (porque lo del barco también nos pilla muy cerca espacial y temporalmente, claro). Dos años, y ya hemos perdido la noción del tiempo que ellas ya han perdido para siempre. Dos años que no nos cuestan olvidar cuando aún sería posible hacer algo y décadas recordando lo que ya no tiene solución. Somos una especie muy lógica y eficiente.

La siguiente noticia era un especie de mini repotaje doloroso y casi insoportable sobre los niños de Siria que sobreviven a la guerra: sin piernas, sin padres, sin esperanza... Duro. Durísimo.

A cada uno nos duele lo que nos duele y de una forma que no podemos comparar con la de nadie. La vida duele, insisto. Y mucho. Con o sin motivo, queramos o no. Duele. Punto.

Y yo me niego. No quiero formar parte de esa corriente que te obliga a sonreír porque no sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa. Arcaditas me da eso. No lo hago desde que tengo uso de razón y no voy a cambiarlo ahora por una cuestión tan absurda como poderosa: no puedo. Y ya no lo intento. Si tengo que llorar, lloro, así de simple y egoísta soy ahora.

No es una cuestión de educación. No es que mi correcto padre me enseñara de pequeña que no hay que mentir nunca, ni que mi valiente madre me adoctrinara para mostrarme tal cual soy. No. Es que, por suerte o por desgracia, crecí sabiendo que la tristeza es una parte esencial de la vida, que es inherente a ella, como lo son la alegría, la lluvia o la necesidad de comer cuando tienes hambre.

No soy una pesimista abandonada a la tragedia y al dolor (aunque casi), si me lo propongo soy capaz hasta de disfrutar de una mudanza (si acaba con una copa de vino sobre una caja de cartón). Lo que no podemos pretender es fingir una eterna positividad con aspiraciones mediocres a ser contagiosa, ni enseñar que la vulnerabilidad es mala, o la tristeza, motivo de vergüenza. No.

Me declaro abanderada de la tristeza. Defiendo nuestro derecho a estar tristes cuando así lo sintamos. No a utilizar esa tristeza para hacer daño, porque eso no es estar triste, es ser mala persona. Yo defiendo la tristeza, la acojo, la dejo estar y cuando llega el momento y ambas estamos preparadas, se marcha. Hay que ser capaces de identificar todo lo que nos pasa, todo lo que sentimos, porque eso también somos nosotros. Es importante que nos dejemos estar tristes, que se lo permitamos a los demás, que nos dejemos llevar y llorar. Es un egoísmo necesario y puro. Es sano permitirnos estar tristes, no lo es querer ocultarlo siempre a toda costa porque no esté bien visto.

La tristeza es así, inconnexa y volátil, no siempre obedece a causas externas o identificables, no siempre está en nuestras manos terminar con ella. Y quien no sepa esto no sabe de qué tristeza hablo. La tristeza aparece de repente, estando en la parada del autobús, en mitad de una conversación o mientras cortas lechuga para la ensalada. La tristeza no pide permiso para entrar e invadirlo todo. Lo hace. Y lo último que necesita quien tiene esa visita es sentirse cuestionado por ello.

La tristeza es necesaria. Existe aunque Mr.Wonderful intente camuflarla con manidos slogans. La tristeza nos dice que algo no va bien. Tiene su función. Nos alerta, nos activa la sensibilidad hasta límites que traspasan el umbral el dolor.

No se trata de regodearse en ella, si se puede evitar. Sólo de dejarse vivir en paz ante su majestuosidad y confiar en que conforme viene, se va. Y si pasado un tiempo prudencial, no lo hace, habrá que echarla o aprender a vivir con ella pero jamás ocultarla porque ignorarla no va a hacerla desaparecer.


Nota al pie: Nueva York está 2104,36 km más lejos de Madrid que Chibok.

martes, 9 de agosto de 2016

El País, el sabio rey Salomón

Me dispongo a empezar mi trabajo final de grado. Sí, entre unas cosas y otras al final se me ha echado el tiempo encima, pero ese es otro tema.

El de mi trabajo, es el tratamiento de las enfermedades olvidadas y mediáticas en la prensa generalista. Más o menos. 
Os lo resumo.
Que la enfermedad afecta a gente con dinero, de mi cultura y ha causado alguna muerte: sale en prensa. Portada preferiblemente. 
Que afecta a gente con dinero, de mi cultura y no es grave: sale en prensa. Hasta convertirlo en epidemia. Afecta a gente sin dinero: no sale. Ni de coña, vamos. Así, como conclusión. Le daré alguna vuelta más antes de la entrega, pero dice eso.

Pues me encuentro con esta noticia publicada ayer en El País: Un compuesto elimina tres enfermedades olvidadas por las farmacéuticas  Casualmente, dos de esas enfermedades son de las que hablo en mi trabajo.Y no, el titular no miente, pero tampoco dice toda la verdad. ¿Solamente por las farmacéuticas? 

Empiezas a leer y ¡Jo, qué monos, están de verdad indignados con ellas!: "La situación de las enfermedades olvidadas en el mundo es un escándalo que en ocasiones roza lo kafkiano. El ejemplo más sangrante fue el de la enfermedad del sueño, transmitida por la mosca tsetsé" 

Pues tienen razón, que periódico tan sensato. Es un escándalo, es sangrante. 

Y sigue dándonos lecciones a todas las españolas, que se conoce que somo las únicas que nos quitamos el bigote, cuando explica que la eflornitina, de la que nunca hablan ellos, era un medicamento contra la Enfermedad del sueño, que dejó de fabricarse hasta que se descubrió que era efectivo contra el crecimiento del vello. Y lo dice así: " Una española podía quitarse el bigote con eflornitina, pero una ugandesa estaba condenada a morir por la enfermedad del sueño a causa de la falta de fármaco." 

De menuda calaña son las españolas estas, oigan. 

Menos mal, que a lo Rey Salomón están ahí para impartir justicia y repartir culpas y se acuerdan también de otras responsabilidades. "En ese contexto de olvido por parte de farmacéuticas y gobiernos hay que valorar el avance que se da a conocer hoy..." 

¡Olé! Esto es un periódico justo y entregado a la causa.

Y cuando iba a ponerme mi camiseta de "Yo soy fan de El País", va y continúo con mi trabajo y descubro que en tres meses, El País ha hablado de dos de esas enfermedades 4 veces. Cuatro. C U A T R O. Entre las dos. No voy a desvelar  más datos porque si no me quedo sin trabajo.

Sigues leyendo, porque te queda esperanza y dices: - Seguro que al final de la noticia viene la autocrítica. O sea, si están criticando ese contexto de olvido y dicen que qué malos los gobiernos y las farmacéuticas y las españolas que se quitan el bigote, pues igual, caen en la cuenta de que algo (ALGO) podrían hacer ellos por darles visibilidad, ¿no? Que a lo mejor es una idea muy retorcida que los medios tengan algo que ver en eso, pero soy española, se me debe perdonar. 
Pero no.
Lo siento.
Otra vez se les ha vuelto a olvidar ese párrafo.
Mi favorito por ausencia. 
El previsto como pauta.




viernes, 8 de julio de 2016

Pie de foto: Chica provocando que la violen

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y una de dos: o los periodistas y responsables de los medios de comunicación no quieren saberlo porque lo de devaluar la palabra no va con esta profesión o bien, se están riendo de nosotras. En nuestra cara y en nuestros medios.

¡7 de Julio y San Fermín! Y en los últimos años, parece que esta fiesta es el caldo de cultivo idóneo para que se produzcan agresiones sexuales, violaciones... No entremos en las causas, porque NO IMPORTAN porque NO EXISTEN. No hay motivo, razón o fundamento que provoque una violación. Solo uno, que seas un violador. Que alguien vaya borracho no le exculpa de ser un violador. Que yo fuera desnuda por la calle no te daría derecho a rozarme siquiera. Aclarados estos dos puntos, veamos como ilustran las noticias las portadas de los principales periódicos que hay cinco detenidos, entre ellos un guardia civil, por violar a una chica de 18 años.





Les falta escribir en el pie de foto: Chicas en actitud distendida provocando violaciones. Plano general.

Tónica general.

O si se tiene menos clase, como el OK Diario, "Eso les pasa por frescas, por salir de fiesta, por emborracharse. Por guarras, vaya". Si acompañas ese titular, de esas imágenes, la respuesta inmediata de, por desgracia, muchos lectores y lectoras va a ser: "Si es que, van a lo que van"... O  "Míralas, se lo están buscando". Vivimos en una sociedad machista, en la que la libertad de la mujer sigue cuestionándose y tratándose de dudosa moralidad. Los medios lo ali(m)entan.

Una imagen vale más que mil palabras... Y duelen igual.

OK Diario no lo dice, porque sí sabe lo de las imágenes, y las palabras y lo ilustra así de bien en: Las guiris que se pasan de rosca

Repulsivo. Sobre todo si vemos las etiquetas con las que acompañan las imágenes.

La prensa internacional no se ha quedado atrás, el sensacionalismo y amarillismo, no lo inventamos nosotros. El machismo tampoco.


Eso sí, será culpa de la sangría, pero pixelan los pechos.

Otro ejemplo de esta misma semana, para que veamos que la selección de imágenes de la prensa generalista puede estar haciéndola, perfectamente, un mono con un palito atado. Una chica sube a casa de un chico, decide que no quiere ir más allá, pero se le olvida que él sí quiere, y eso es lo importante, su satisfacción  y si no, no haber ido. No irías a pensar que es dueña de su cuerpo y decisiones,¿Verdad?

Decide que no quiere ir más allá, decíamos, y huye como puede y se esconde en el baño de la casa del sujeto en cuestión para llamar a la policía. ¿Qué imagen de archivo podríamos poner?


Una chica sentada en el wc con los pantalones bajados. Why not?

Se ríen de nosotras, insisto.

Algunas de estas imágenes, y otras, ya han sido cambiadas. Esta última en concreto han decidido, ante la cantidad de protestas, recortarla y solo mostrar las manos sujetando el móvil... En cuanto al resto parece que no han tenido problema en encontrar alguna otra foto de los San Fermines, suponemos que no tendrían otras mejores ni más adecuadas antes, claro.

Estamos ante otra forma sutil de machismo de los medios, pero la hemos visto. Lo sentimos. Nos quejamos, o se quejan, los profesionales del periodismo ciudadano, pero parece que se haya convertido en el "perro guardián" del "cuarto poder".



lunes, 20 de junio de 2016

Seguimos muriendo solas

Ya no sé si es noticia pero las mujeres seguimos "muriendo a manos" de nuestras pareja o ex-parejas. Así de frágiles somos.  Tampoco sé si es noticia que los medios de COMUNICACIÓN, lo remarco porque a lo mejor de decirlo mucho se olvida la palabra clave, olviden la importancia del lenguaje a la hora de transmitir sus noticias.

En serio, cuesta entender a estas alturas la mentalidad atascada de periodistas que no son conscientes de que elegir unas palabras en lugar de otras puede ser manipular. Es casi como si no fueran conscientes de la importancia de su trabajo, como si no lo valoraran, como si no quisieran ver que está en su mano un pequeño cambio para el mundo. Y digo que no quieren porque una buena parte de la sociedad no paramos de gritarlo. Y casi duele.

Morir o fallecer es un acto natural parte de la vida, que te asesinen, no.

8 de mayo, un día más para cualquiera menos para la mujer que fue asesinada a martillazos  por su marido, que fue el último. ¿Y cómo dieron los medios esta noticia? 

Informativos T5. "Muere una mujer agredida con un martillo por su marido en Zaragoza". Muere, ella, porque el sujeto de la oración no puede ser el marido asesino

El País


20 Minutos


Publico.es


No puede ser que no se enteren de que sus palabras afectan y ofenden. Hay que buscar otra explicación.





Pero, ¿qué podemos esperar de una lengua en la que el director de su máxima institución cultural (la RAE por si alguien se ha perdido) opina lo siguiente?


Creo que no está pensando que otra forma sutil y perversa de censura es la del lenguaje. O que no quiere en realidad. Se supone que es el reflejo de la sociedad y que cambia con ella, que está vivo. Pero parece que se nos olvida que las palabras son, también, el  arma de los periodistas y que está en nuestro poder no matarlo. 

Reconozco que soy la primera que no dice siempre "todos y todas", que muy a menudo se me cuela algún masculino genérico para referir a un grupo en el que hay mujeres pero el hecho de hacerlo no implica que crea que está bien. El lenguaje es evolución y aunque al principio pueda costarnos (¿tiempo?, ¿espacio escrito?, ¿deshacernos de una costumbre?) es importante combatirlo. No creo que se nos excluya a las mujeres con ello, ni que se pretenda ofendernos  ya que yo misma lo hago. Pero lo que sí es cierto es que este lenguaje sexista es la impronta de una sociedad que siempre ha sido machista, que todavía lo es y que desgraciadamente aún lo será. 

Que sepamos que cometemos un error no nos exime de la responsabilidad de tratar de combatirlo. Todo lo contrario.

lunes, 30 de mayo de 2016

Deconstrucciones sociales

Las familias no existen. Bueno, existen igual que una jaula o un periódico. Es decir, nos las hemos inventado nosotros. En algún momento de la historia, un homínido macho y uno hembra se pusieron a jugar a "papás y mamás", se les fue de las manos y hasta hoy.

Las familias son una construcción social. O como diría Anthony Giddens una "propiedad estructural" que sustenta el sistema, como también lo son las instituciones políticas o las clases sociales. Inventos, etiquetas para organizar y controlar la sociedad. Y no son ejemplos al azar. La política, al igual que la religión, ha llegado a invadir todas las esferas de las personas, incluso las más  íntimas. La familia parece que no es lo que tú entiendas por familia. Es un padre, una madre y un hijo o hija, a ser posible más y ya está. Así lo entiende el catolicismo, una buena parte de la sociedad y por supuesto, la política.


Si eres mujer, rozas la treintena y no tienes novio e hijos o en ultimísima instancia, al menos la idea de tenerlos,  míratelo chica, porque está claro que tienes un problema. Algo está mal en ti. No digamos ya, si ENCIMA, no tienes la concepción de familia que toca.

Anna Gabriel, diputada de la CUP, cometió la insensatez de opinar en Catalunya Ràdio sobre su  concepto de familia. En la entrevista cuenta que "si pudiese formar parte de un grupo que decide tener hijos en común le satisfaría la idea". También, "que la idea tradicional de familia es poco enriquecedora porque aunque quieres lo mejor para los tuyos, los tuyos son muy pocos." Bien, no debería haber demasiado problema con ello. Es una opinión personal de una mujer sobre su concepción de la familia. Punto.

Punto y seguido, claro. La polémica no ha tardado en aparecer. Antonio Lucas en Hijos en la tribu ironiza sobre esta idea. En cada frase casi. "Crecí además en una sociedad en la que pensar en follar era ya casi follar, lo cual me convierte en un engendro emocional propio de sociedades capitalistas". Creo que Anna no ha dicho eso. Creo, sólo ha vertido su opinión sobre un modelo tradicional de familia con el que se puede estar de acuerdo o no. Pero parece que alguien se ha sentido atacado sin motivos aparentes, y que realmente dice de sí, lo que él piensa de ella.

También Mayte Alcaraz en La tribu de Anna deja clara su opinión. Dice que Anna anima a los catalanes a que tengan hijos en la tribu. No hace esto. No desviemos la verdad de su camino, por favor, Mayte. Yo no voy a decir que tú obligas a todos los españoles, excluyendo a catalanes, a tener hijos en el seno de una familia normal. Pero sigamos que falta la parte buena:” (…) es todo el fruto que ha podido exprimirse de un cráneo tocado, además, por un peinado todavía más moderno que las ideas trangresoras que enarbola: un corte “ a lo borroka” que popularizaron las nekanes batasunas hace una década. Hay que valorar, eso sí,  la capacidad de esta señora, de elegante peinado, de retratarse  a sí misma en tan pocas palabras. El simple hecho de aludir a algo físico, además de innecesario, me parece una de las mayores manifestaciones de poca inteligencia y razón que conozco. Cuando te sobran argumentos coherentes para defender tu postura no recurres a ello.  Y no entremos en los prejuicios estilísticos de asociar un determinado look a una manera de ser y más si es una violenta. Creo que no es necesario explicar esta necedad.

Es muy buena, eso sí, en retorcer las palabras para acomodarlas a su gusto. Critica cualquier atisbo de ideología de izquierda porque según ella: "sus ideas liquidan la libertad de los ciudadanos violando cada espacio e autonomía personal y política". Stop. Me he perdido. ¿Autonomía personal incluye educar a mis hijos como yo crea conveniente o dejo que lo decida ella para no liquidar nada?

Pero aún hay más. El Mundo ha dado otro pasito para dejar clara su opinión. Leíamos en La crianza en tribu que propone la CUP: sin beneficios para el niño un ejercicio sincero de manipulación y adoctrinamiento. Este titular, aunque no se sepa, es una frase extraída (en el sentido más literal de la palabra, casi arrancada) de la opinión de un experto (¿Experto en tribus? ¡A veces me maravilla el ser humano!). Pero el problema es que si seguimos leyendo, el experto no dice lo que reza el titular.



El experto dice literalmente que no tiene ningún beneficio ni ningún perjuicio. Algo bastante diferente a lo que enuncian a priori. En una sociedad en la que, se dice habitualmente, somos lectores de titulares, algo así es inducir al engaño, querido periódico.

Pero al menos no llega al nivel de este titular de El periodista digital:


En una sociedad en la que cada vez está todo más institucionalizado es difícil defender algo tan natural. Guarderías para niños desde horarios intempestivos para que los padres puedan ir a trabajar o residencias para ancianos para que los hijos puedan vivir, sí. Ahora lo de educar niños entre toda una comunidad eso ya es pasarse de raro. Eso es ir contra natura, ¡a la hoguera, Anna!

Sin entrar en la cuestión de base que ha hecho aflorar toda esta polémica, que cada uno eduque a sus hijos como crea conveniente, veo innecesario todo el circo montado. Se puede compartir o no una opinión. Yo no comparto la de Anna, pero me parece enriquecedor que haya quién piense así, que haya culturas que lo practiquen y que la diversidad siga.  Porque la realidad es que, la que propone Anna, no es una opción que yo contemple escoger pero tampoco lo es que haya quienes intenten, desde su posición privilegiada, inmiscuirse, ni un poquito, en ello.


Nota al pie: Pido perdón por no haber utilizado el viejo (y al parecer obligado) proverbio africano para ilustrar esta noticia.

                                                                      El Confidencial
                                                                      elperiodico.com

                                                                              ABC

                                                                            El Mundo





sábado, 21 de mayo de 2016

El lugar que ocupa el periodismo

Parecía una buena idea. El 15-M estaba de aniversario, cinco años ya desde aquellas protestas más o menos organizadas y que vieron su centro neurálgico en la emblemática plaza de Sol. Y aquello había que celebrarlo. Además caía en domingo, día por excelencia en el que La Sexta combate por un periodismo más limpio. O lo intenta. Blanco y en botella pensaron los directivos de El Objetivo. Pero verde y en tela de juicio.

Esta semana era noticia  el aniversario del 15M,  pero, puntualicemos: esta semana fue noticia que La Sexta desplazó su plató  hasta la propia plaza para retransmitir en directo desde allí su programa. Para el equipo se trataba de un intento de homenaje, de acercarse a la gente, al origen de este movimiento sin precedentes en este país por las consecuencias que ha traído.  Pero muchas personas que estuvieron allí no lo vieron así. Lo que percibieron fue una invasión de lo público, de su espacio. La construcción de todo un plató, con sus vallas para evitar altercadosse convirtió casi y paradójicamente, en lo contrario de lo que pretendían.

Parece que está de moda cuestionar la profesión. Estamos llegando a una especie de metaperiodismo en el que el periodismo habla solo de periodismo. Y para muestra: yo, ahora. Que si la prensa en papel está muriendo, que si el periodismo digital está cambiando las bases del tradicional, que si tú me censuras en tu medio y yo lo denuncio públicamente en el mío...

Hace 5 años, aquellas personas que se reunían en esa plaza, se quejaban de que los medios no les dieran la cobertura y la importancia merecidas. Ahora, la dirección del enfado iba en sentido contrario. ¿Quizá se podía haber informado con el mismo rigor pero sin tanta teatralidad? ¿Era necesario tanto despliegue de medios y de espacio, para contar lo que estaba pasando? ¿Hubiera sido más humilde y coherente, mantenerse en un segundo plano dando el protagonismo a la gente que allí volvía a manifestarse? ¿Tiene Ana Pastor esa necesidad de protagonismo constante de la que muchos le acusan?  O no. ¿O es que,  en realidad, estamos siempre dispuestos a criticar a los medios y a sus profesionales  hagan lo que hagan y lo que no?

Ferran Monegal lo tiene claro,  Ana aguantó la indignación  Y la aguantó bien. Sin censurar las propias críticas que se llevaron, los abucheos, los gritos de protesta de los que se sintieron ofendidos e invdadidos. Y la propia  protagonista accidental se dio por aludida como mostró en su cuenta de twitter.

Y como también explicó en ella: " Podíamos habernos quedado en el plató o subir a una terraza donde no se escuchaba a la gente y las críticas. Elegimos abajo.Gracias a todos!"

Javier Garín del periódico Diagonal se hace eco también de este debate en  El Objetivo celebra el aniversario del 15M poniendo vallas en Sol   con una opinión radicalmente opuesta a Monegal. Remarca que aunque la periodista es consciente de las críticas recibidas, dio difusión desde su cuenta al apoyo que recibió el equipo. También apunta que se quejó en varias ocasiones durante la emisión del programa de la dificultad de realizar el mismo y que no parecía muy dispuesta al diálogo. Su postura se ve claramente con esta frase: " Plantar un plató allí en medio y luego quejarse es no haber entendido absolutamente nada."

Periodistas hablando de periodistas, el súmmum del periodismo.

Y es que parece que el periodismo siempre esté cuestionándose. Día a día.  Y resulta agotador, y casi absurdo, tener que defender a un preso ya condenado a pena de muerte. Un preso que, por otra parte, no es del todo inocente. No se cuestiona constantemente y de manera pública  a los profesionales de la medicina  ni al gremio de los abogados, por ejemplo. Como mucho, casos aislados, como la corrupción del PP. Sin embargo esto sí es algo habitual en el periodismo. Y en los periodistas.

Estamos vendidos. Nos controlan los políticos y las grandes corporaciones, dejamos que los jefes nos censuren porque somos cobardes o aún peor, incluso nos autocensuramos  por ahorrarnos la reprimenda que presentimos agazapada, esperándonos tras la pantalla del ordenador. Compran nuestras críticas por unas entradas gratis a un espectáculo o un buen catering. Y hay que defender la profesión casi cada día. Y por si esto fuera poco, como hablar y escribir sabemos todos (peor o mejor), tenemos que demostrar nuestra valía para huir de la nueva competencia: el periodismo ciudadano. Porque nuestra materia prima es algo tan valioso, manipulable y al alcance de todos, como son las palabras. Y tenemos que aprender a usarlas, como las armas, para que no se vuelvan en nuestra contra. 

Creo que es un problema de perspectiva. Y de algún que otro ego subido. (Ya se sabe lo que dicen de la manzana podrida...) El periodismo ha alcanzado un protagonismo que no le corresponde. Como si el narrador de una película de cine mudo se convirtiera en el único personaje. Puede que a veces olvidemos que el periodismo es el medio. O que hagamos caso a pies juntillas a Marshall McLuhan y su "el medio es el mensaje". El periodismo debe ser  la vía para llegar a la gente, para escudriñar en las entrañas de la realidad y ofrecérsela a quiénes quieren entenderla. Y solo contamos con la honestidad, el esfuerzo y la autocrítica para mejorar y hacer de esta profesión lo que es, posiblemente la más bonita de todas.

Posiblemente.


martes, 17 de mayo de 2016

Sobredosis de humor


Quizá no esté todo dicho, al contrario de lo que afirma Elvira Lindo en Una legión de ofendidos O quizá sí. Puede que ya se haya dicho todo sobre todo. Puede que hayamos llegado a un punto de no retorno en el que ya hayamos tratado cualquier tema posible.

En política, por ejemplo, ¿quedará algo por decir sobre la corrupción? No sobre  nuevos casos, claro. Eso sabemos que es infinito, como la estupidez  y nuestra capacidad de ofendernos. Me refiero a si quedará algún adjetivo nuevo para tratar la desfachatez de los políticos. ¿Y sobre las negociaciones, pactos y demás tretas políticas? ¿Queda algún periodista experto o tertuliano entrenado para entretener que no haya dado su opinión al respecto? No sé vosotros, pero yo he llegado al hartazgo de los:  "no han sido capaces ni de llegar a un acuerdo", o los casi mejores: "fíjate tú que con tal de ganar son capaces de vender, e incluso alquilar, su alma al diablo". Todo está mal. Lo que se hace, lo que no, lo que se dice y lo que se calla.

Elvira siempre, o casi siempre, tiene razón. Puede que sí, que esté todo dicho. Y por eso precisamente solo nos queda la forma. Y el humor, señores, es el que mejor sabe manejarla. Sin ningún tipo de duda.

El humor es la única vía de escape legal a todo lo que nos oprime. La ironía es esa droga dura que nos permite retratar lo peor de la realidad desde una visión menos dolorosa. Pero hay que saber consumirla.  "Sola dosis facit venenum"  (la dosis hace el veneno) es el principio básico de la toxicología atribuido a Paracelso. Y viene a decir que una  sustancia puede producir el efecto perjudicial asociado a sus propiedades tóxicas solo si se llega a un sistema biológico susceptible en una concentración lo suficientemente alta. Traducimos: para que el humor ofenda se necesita alguien sensible que lo consuma  o una dosis exagerada del mismo. Sin ser yo nadie para rebatir los cimientos de ninguna ciencia, matizaría que también es importante las circunstancia de su consumo, es decir, el ambiente en que se desarrolla.

Humor sí. Con y, sobre todo, contra todo. El humor a veces ofende. Es cierto. Pero es que debe hacerlo. El sentido del humor es una de las muestras más evidentes que tiene el ser humano para probar su inteligencia. Saber usarlo y saber entenderlo. Saber no ofenderse. El humor sirve para decir la verdad, para aceptarla y sobreponerse a ella. El humor enseña. Nada se aprende mejor como aquello de lo que no eres consciente.

Otra cosa es que el humor de Bertín y Arévalo huela a Varon Dandy. Así como a rancio, como si a que nunca hubiera tenido gracia.  O que las imitaciones de Carlos Latre, por ejemplo, estuvieran pasadas de moda antes incluso de que empezara a ensayarlas.  O que Pablo Motos y El Hormiguero destilen machismo. O que los sketches de Mota sean de un sospechoso humor que lleva reciclándose desde el Pleistoceno.O un poquito antes. Y otra cosa también es que alguien airee insultos ondeando la bandera del humor. La libertad de expresión se defiende incluso cuando no se merece o no se defiende. Pero esos son otros temas

Porque aquí hablamos del sentido del humor. El menos desarrollado de todos junto con el del tacto. Hay que reírse más y sobre todo de uno. Porque la autocrítica es uno de los ejercicios más sanos existentes y, además, está al alcance de todos, sea cual sea nuestra "tara". Y lo entrecomillo por si alguien pudiera ofenderse. De hecho puede que rehaga el texto y lo incluya todo dentro de unas comillas gigantes. No sea que...

lunes, 16 de mayo de 2016

Sanidad para todos (nosotros)

¡Cuidado!No quiero alarmar a nadie pero hay enfermedades invisibles.  No hablo de las transmitidas por organismos tan pequeños que no podemos ver ni con microoscopios de todos los aumentos no existentes. Tampoco de las que pasan inadvertidas hasta que comprometen la vida del que la sufre. Ni siquiera hablo de las enfermedades que se presentan silenciosas en sus síntomas. No.

Las enfermedades invisibles son las que afectan a la gente que no queremos ver. A la que se encuentra tan lejos que casi nos podrían parecer de otra especie, así en un momento tonto de enajenación mental y "occidentalismo transitorio". Los que no importan porque, a ver, ya están acostumbrados a que su vida valga menos que la nuestra. ¡Se siente!, haber nacido aquí.

En La salud,emergencia global escribe Ian Bremmer, acertadamente, sobre la problemática de la salud en relación a la mala economía de un país. Y sobre las grandes crisis. Y sobre las enfermedades crónicas. Digo acertadamente no por lo que dice, sino porque al menos se acerca a un tema que, pese a su inmensurable  importancia, apenas es tratado. No copa portadas ni llena periódicos.

Muy de pasada, eso sí, critica que gobiernos e instituciones internacionales pongan su foco en las enfermedades mediáticas. Véase el ébola en su momento, o el virus Zika ahora de rabiosa actualidad. ¿Y por qué? Fácil. Porque han llegado a Occidente y eso sí asusta. Antes no daban miedo pero no  es porque su virulencia haya evolucionado. Ni porque hayan aparecido cepas nuevas que propaguen nuevas formas de la enfermedad. Simplemente era un enfermedad que no interesaba, una enfermedad de pobres, vaya. Como es aún el Chagas, o la Enfermedad del sueño (y no, no es la narcolepsia).



                                Una rápida comprobación de la (des)atención mediática
Vemos estos resultados de la búsqueda de dos de estas enfermedades y si lo comparamos con el número de afectados de Zika (aproximadamente, según datos del INS, 20000) y los de Chagas (entre 6 o 7 MILLONES de personas según la OMS, ni siquiera se sabe exactamente. Millón arriba, millón abajo) a mí, por lo menos, me duele. 

Creo por ello, que el autor se equivoca en el enfoque del tema, se desvía de su propio titular, de lo que yo considero la verdadera emergencia mundial.  Ian centra su atención en la importancia de las enfermedades crónicas que sí suponen un gasto para la economía de un país.  Habla de que los cambios de estilo de vida en los países en desarrollo conllevan un aumento de este tipo de enfermedades. Con ello critica que los gobiernos no presten atención a diabetes, hipertensión o cáncer porque no son mediáticas. Pero opino que no es comparable a las verdaderas enfermedades no mediáticas. Como bien indica, la mayoría de ellas son causadas por un estilo de vida poco adecuado con lo que políticas de educación y formación podrían ayudar en su control.

Estas enfermedades son conocidas. Se saben sus causas, sus mecanismos de acción y sus posibles tratamientos puesto que afectan a toda la población. Y si algo se desconoce todavía, se está trabajando en ello. Por eso, al contrario de lo que dice en su columna, no creo que puedan, ni casi deban, ponerse al nivel de la gran cantidad de enfermedades “agudas y contagiosas”, potencialmente mortales y de las que muchos desconocen incluso su existencia y que, por tanto, su tratamiento está lejos de ser descubierto.

Como suele ser habitual la autocrítica tampoco aparece en ningún momento. Los recortes en sanidad e investigación,  a nivel mundial, están matando a gente, eso no lo va a negar nadie. Y sí, ojalá todos los países mejoren sus redes sanitarias.  Pero creo que es deber de todos buscar aquello que, estando a nuestro alcance, podemos  hacer para contribuir a la solución del problema. Buscar soluciones,  no culpables. Culpables que, casualmente, nunca nos pillan cerca.

Creo que es tiempo de parar y mirarse el ombligo pero para comprobar a qué altura está. Porque seguramente no sea la adecuada. Lo que no sale en los medios, no sucede. Si no se conoce, no existe, no importa a la gente ni por tanto a los gobiernos. Y por ello, no se invierte en investigación, no se busca la solución, no se encuentra tratamiento y, mientras,  ellos siguen muriendo. Es una regla de tres directamente proporcional y cruel.

Hay que coger la gran responsabilidad que tienen los medios para dar cabida a quienes el sistema les da espalda, a quiénes mueren por no ser nadie. Porque si no, somos cómplices de lo que intentamos criticar. Como finaliza el periodista: “los gobiernos no suelen actuar hasta que no se sienten obligados a hacerlo”. Pues hagámoslo.